viernes, abril 19

Festividad de San Francisco de Asís de Huamachuco ya es Patrimonio Cultural de la Nación

El Ministerio de Cultura declaró Patrimonio Cultural de la Nación a la Festividad de San Francisco de Asís de Huamachuco, provincia de Sánchez Carrión, departamento de La Libertad, por constituir una tradición religiosa que moviliza significativamente a la población y conjuga diversos elementos de su cultura e historia, siendo un importante referente de su identidad.

La festividad se realiza entre los meses de setiembre y octubre de cada año en honor de San Francisco de Asís, santo católico conocido como ‘El santo de los pobres’, cuya imagen es símbolo de humildad, desprendimiento material y caridad con las personas más necesitadas.

La imagen del santo patrón de Huamachuco lleva una calavera en la mano izquierda como símbolo de vida eterna y en la mano derecha un crucifijo, símbolo del cristianismo.

Las actividades se inician el segundo domingo de setiembre con la tradicional Parada de Gallardete y finalizan el último sábado de octubre.

La Parada de Gallardete es un acto ritual para el que se utiliza un tronco de árbol de aproximadamente 35 metros de altura, pintado de blanco y marrón, colores simbólicos vinculados a San Francisco de Asís.

Desde el amanecer, los miembros de la hermandad llevan el tronco hasta la plaza de Huamachuco en medio de un ambiente festivo.

En la parte alta del tronco se coloca un gallardete de 7 metros de largo. El mástil con el gallardete atado, ubicado erguido en la plaza de la ciudad, significa que el pueblo está de fiesta.

La Parada de Gallardete es un acto simbólico de fertilidad y de renovación cíclica de la vida que tendría como antecedentes los cultos de la fertilidad de la tierra realizados en la zona en tiempos prehispánicos.

Este acto ritual expresa también la relación del mundo andino con la naturaleza, percibida como ente divino y por lo tanto, da cuenta de una concepción particular de la vida.

En la festividad sobresale la multitudinaria presencia de los Negritos, personajes importantes de esta celebración religiosa que le dan un sello particular a la tradición, y que han hecho que también sea conocida como la fiesta de Tayta Pancho y sus Negritos.

La relación de los Negritos con San Francisco de Asís se explica por una tradición oral local según la cual, en la época de la Colonia, un capitán español tenía un esclavo afrodescendiente al cual le tenía un especial afecto.

En aquel entonces, una epidemia de tifus llegó al pueblo y el esclavo cayó enfermo y murió, por lo cual el español lloró inconsolablemente y encomendó el alma del esclavo a San Francisco de Asís, de quien era devoto.

La madrugada siguiente, alguien tocó la puerta de su casa y al abrir, encontró a su esclavo con vida. Cuenta la tradición que este hecho se dio un 4 de octubre, día de San Francisco de Asís, por lo que fue interpretado como un milagro del santo.

La noticia se esparció por todo el pueblo de Huamachuco y a partir de ese día la epidemia empezó a desaparecer.

Cuando el esclavo falleció, la población recordando su presencia, empezó a pintarse de color negro el rostro, las manos y los pies para asistir a las procesiones de San Francisco de Asís.

La costumbre fue arraigándose y ante la gran cantidad de devotos se instauró en Huamachuco la Hermandad de San Francisco de Asís.

Son los miembros de la hermandad quienes interpretan a los Negritos. Durante el día central, los Negritos se concentran en el local de la hermandad y bajo la supervisión del inspector general se desplazan hacia el atrio de la catedral, donde otro grupo sale cargando en hombros el anda mayor de San Francisco de Asís.

La imagen recorre la plaza de la ciudad acompañada de las andas de Santo Domingo y la Virgen del Rosario, antes de regresar a la catedral.

Los Negritos realizan bailando el tradicional recorrido de los cinco altares, que evocan las cinco llagas de Cristo, y que se ubican en cinco antiguos barrios de la ciudad.

Cada altar tiene pequeñas réplicas de San Francisco de Asís, así como velas y flores. Durante el recorrido de altares, las mujeres invitan a los Negritos comida y chicha.

El baile de los Negritos no tiene una coreografía definida, es más bien una expresión espontanea de fe y devoción realizada con júbilo y alegría hacia la imagen y que se manifiesta al son de los huaynos de la sierra norteña.

Al finalizar su recorrido, frente a la catedral, los Negritos claman al unísono -y a modo de despedida- ‘Tayta Pancho, Tayta Pancho’.

El pueblo de Huamachuco, a través de su devoción religiosa, renueva principios de humildad, caridad y solidaridad.

En la festividad convergen elementos de fe religiosa católica, la tradición andina prehispánica y la historia afrodescendiente de la zona, lo que le otorga a esta expresión cultural un sello particular y original, que a su vez afianza la memoria colectiva local.

La Resolución Viceministerial fue publicada el 9 de febrero en el diario El Peruano.

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