El Ministerio de Cultura declaró Patrimonio Cultural de la Nación a la Festividad de la Virgen Inmaculada de Escota de Sahuanay, que se celebra en el distrito de La Capilla, provincia de General Sánchez Cerro, departamento de Moquegua.
Esta declaración responde a que se trata de una tradición que mantiene la memoria de las familias migrantes y las nuevas generaciones, quienes regresan cada año para continuar con el culto por tratarse de una celebración que vincula a sus devotos con un espacio geográfico y cultural originario, fortaleciendo la identidad del pueblo de Sahuanay, según establece una Resolución Viceministerial publicada hoy en el Diario Oficial El Peruano.
También porque posee una antigüedad que la ubica como un referente para la historia local de los sahuaneños y los pobladores de localidades vecinas.
Historia
En los considerandos de la norma se refiere que el culto a la Virgen Inmaculada en Sahuanay se originaría en el año 1561, fecha en que los misioneros franciscanos llegaron a la zona por la ruta de los “caminos puquinas”.
Su trayecto inició en el convento de San Francisco de Asís del distrito de Pocsi, en Arequipa, desde donde recorrieron una serie de localidades en las que, además de la Virgen de la Inmaculada, introdujeron otros íconos religiosos como el Señor de las Piedades (Omate, 1555) y la Virgen de Chapi (Polobaya,1674), entre otros.
Paralelamente a sus labores de adoctrinamiento, los misioneros se dedicaron a actividades de índole productiva tales como la introducción de cultivos, entre los que se incluyen el trigo, la cebada, el olivo, la uva, la manzana y el higo.
Un aspecto particular del culto a la Virgen de la Inmaculada en Sahuanay es que a la denominación general de la Inmaculada se ha agregado el término “de Escota”, que proviene del apellido del beato franciscano Juan Duns Escoto, quien el año 1306 defendió el Dogma de la Inmaculada Concepción de María en la Universidad de La Sorbona (París) a través de su tesis: “Dios hizo a María Santísima Inmaculada antes del parto, en el parto y después del parto”.
Originariamente, la imagen de la Virgen Inmaculada de Escota que llegó a Sahuanay en el año 1561 se encontraba ubicada en el caserío de Yanahuara, en un lugar llamado “Hacienda agrícola”, que luego -debido al culto- tomó el nombre de “Hacienda Escota”.
Luego, la Virgen fue trasladada a la iglesia de Sahuanay en el año 1822, donde permanece hasta la fecha. Este culto está asociado con las actividades agrícolas y cosechas de productos como el trigo, la cebada y la alfalfa; sus devotos piden a la Virgen que no falte el recurso hídrico y, en las últimas décadas, que se termine la contaminación en el valle.
La asociación que se establece entre la Virgen y el agua vincula este culto con los ritos agrarios existentes en la zona desde tiempos prehispánicos, los cuales se han mantenido a lo largo del tiempo como medios para propiciar la fertilidad.
Festividad
La Festividad de la Virgen Inmaculada de Escota de Sahuanay tiene como día central el 8 de diciembre. Las familias participantes provienen mayoritariamente de la ciudad de Arequipa. Participan también, otros grupos que se trasladan desde los distritos y localidades de las zonas altas cercanas a Sahuanay, entre las que se encuentran Puquina, Yalaque, Pocohuayo y Omate. Si bien las familias asentadas en Arequipa regresan en contadas fechas del año, estas mantienen sus vínculos e identidad locales a través de redes de parentesco y compadrazgo, que se activan y aprovechan para la organización de las fiestas y otros ámbitos de interés común.
En ese sentido, la festividad constituye un espacio único para promover y reforzar la continuidad de la identidad de los sahuaneños, quienes debido a un contexto de falta de oportunidades y recursos, han migrado de manera permanente a otras regiones del Perú y/o otros países del mundo.
La Festividad de la Virgen Inmaculada de Escota de Sahuanay tiene un valor histórico al constituir uno de los cultos católicos más antiguos de esta región y por ser resultado de un proceso de evangelización en el que los misioneros cumplieron un rol protagónico, cuya importancia radica no solo en el aspecto religioso sino también en su influencia en la reorganización social y productiva de las poblaciones rurales posterior al Tahuantinsuyo.
La Resolución Viceministerial encarga a la Dirección de Patrimonio Inmaterial en coordinación con la Dirección Desconcentrada de Cultura de Moquegua y la comunidad de portadores, la elaboración cada cinco años de un informe detallado sobre el estado de la expresión declarada, de modo que el registro institucional pueda ser actualizado en cuanto a los cambios producidos en la manifestación, los riesgos que pudiesen surgir en su vigencia, y otros aspectos relevantes, a efectos de realizar el seguimiento institucional de su desenvolvimiento y salvaguardia, de ser el caso.