El Ministerio de Cultura declaró Patrimonio Cultural de la Nación al Carnaval de Arapa, en la provincia puneña de Azángaro, consolidada como referente de identidad de la población del distrito de Arapa vinculados a la religiosidad y a las actividades rurales propias de la zona.
En sus considerandos, el Ministerio de Cultura afirma que el carnaval es una tradición europea, relacionada con la fertilidad, cuyo origen se remonta a las celebraciones religiosas romanas que festejaban el paso del invierno a la primavera y el inicio del ciclo agrícola.
En el mundo andino, como parte del proceso de evangelización realizado por la corona española, muchas celebraciones del calendario religioso fueron asociadas a fechas significativas del calendario productivo local, en especial aquellas que integran el ciclo agrícola.
El carnaval también es un periodo para festejar la abundancia y la alegría. Debido a ello, se identifica en las zonas de habla quechua con el término pukllay, cuyo significado puede determinarse como “juego” y es de especial importancia para la interrelación de los jóvenes en edad de casarse, siendo este un periodo idóneo para diversas actividades de cortejo.
La población de este distrito tiene al quechua como idioma principal, ello lo diferencia de otros grupos culturales presentes en el altiplano peruano, motivo por el cual cuenta con un tipo particular de pensamiento y memoria que se puede apreciar en las diferentes manifestaciones culturales que forman parte de su acervo.
El carnaval tiene dos influencias: la prehispánica, ya que se vincula a la estación lluviosa del año y se realiza como celebración a las entidades tutelares sagradas locales quienes propician la abundancia y la bonanza del campo; y la hispana, dado que se realiza en el marco del calendario litúrgico católico, previo al inicio de la Cuaresma.
De este modo, la celebración del carnaval es una forma de agradecimiento a la pachamama o madre tierra por los productos agrícolas que se han recibido durante el año; así también a la cochamama, madre agua, representada por la laguna de Arapa.
El carnaval de Arapa es por tanto una celebración de la fecundidad y se realiza a manera de acto propiciatorio de prosperidad y bienestar.
Preparación y ejecución
Cuenta con un periodo de preparación donde destaca la fiesta de San Sebastián, el 20 de enero, conocida también como Carnaval chico. Este día los diferentes actores que participan en la celebración van asumiendo sus funciones y roles, principalmente el alferado de madejas o simplemente alferado, quien cubre los gastos principales de la celebración, incluyendo la convocatoria de los danzantes.
Parte importante del periodo de preparación para el carnaval es el día de compadres y comadres, donde parejas que contrajeron nupcias el año anterior visitan a los padrinos a manera de agradecimiento y muestra de respeto.
Diez días previos a la festividad, los jóvenes ensayan las diversas coreografías de danza que se realizaran durante el carnaval. Estos ensayos se realizan principalmente en las noches, a orillas del lago Arapa y es ocasión para que los jóvenes interactúen de manera lúdica. Tanto el periodo de ensayos como el mismo baile de cortejo son denominados Qashwa.
La celebración dura una semana y cuenta con etapas diferenciadas en las que se realizan diversas actividades. El lunes de carnaval, el distrito recibe a un gran número de visitantes atraídos por la celebración. Ello incluye a los numerosos residentes en otras regiones del país que regresan como manera de reafirmar su identidad y contribuir a la continuidad de esta tradición. Se realiza también el tikachaska, actividad en la cual la población adorna las casas, las chacras y los animales con flores típicas de la estación.
Que, una de las tradiciones más recordadas del inicio del carnaval es el chacu apaykuy, que consistía en la entrega de animales vivos a las autoridades como forma de agradecimiento por la buena labor durante el año y también a modo de reafirmación de su jurisdicción frente al pueblo.
La semana de carnaval se caracteriza por el despliegue de las parejas de danzantes del pukllay las cuales se presentan en comparsas de diverso tamaño. Todas las comparsas inician su participación a orillas del lago donde se da la representación de la llegada de un personaje central de la danza conocido como pukllay machu.
Este personaje encarna al ño carnavalón y representa a un anciano ataviado con ropa colorida de chacarero, decorado con flores propias de la estación y serpentinas multicolores. En la mano lleva una canasta con frutas, panes y otros productos alimenticios que, según la tradición, va entregando a las autoridades y al público. Forma parte de la danza guiando a las comparsas durante todo el ciclo de festejo del carnaval, y su accionar es jubiloso y picaresco, concentrando en su figura la alegría propia del carnaval, así como la abundancia de la estación lluviosa.
Los jóvenes realizan también un juego llamado llasask’a donde los varones simulan raptar a las mujeres y llevarlas a casa de sus padres con la intención de luego desposarlas.
Durante el sábado, las comparsas de danzantes se exhiben por última vez en el pueblo y el personaje del pukllay machu se presenta con ademanes de congoja y con movimientos cansinos, ya que expresa con sus acciones el ocaso de la celebración. Como cierre, cada comparsa despide al pukllay machu a orillas del lago y éste se retira en una balsa prometiendo regresar el próximo año.
El baile
La danza se ejecuta en tres tiempos: la Entrada o Presentación, la Danza propiamente dicha y la Fuga. En la Entrada, las parejas se intercambian al compás de la melodía realizando rápidos pasos y vueltas en el mismo lugar donde se encuentran.
El segundo tiempo es el principal de la danza y se caracteriza por tener tonalidades más rápidas. Los hombres levantan ágilmente ambos pies con cada agitación y las mujeres siguen el mismo ritmo sin levantar los pies, las parejas realizan cada tanto un paso circular dando vueltas sincronizadas. En el tercer tiempo o fuga, la música se acelera y las parejas se entrecruzan en doble fila y se retiran, dando por concluido el baile.
La vestimenta tiene un gran colorido y es confeccionada con lana de oveja de origen local. Cuentan con múltiples madejas de lana de colores vivos que se colocan sobre el torso y también en la cintura. Así también, las parejas bailan con serpentinas y talco de colores. Todos estos llamativos accesorios representan la diversidad de colores propia de la estación lluviosa y están relacionadas simbólicamente con la alegría y el festejo, así como con la actividad ganadera.
La resolución viceministerial fue publicada el jueves 11 de mayo en el boletín Normas Legales del Diario Oficial El Peruano.