La danza ancestral Ayarichi de Cuyocuyo, que es interpretado por comunidades de la región Puno, fue declarada Patrimonio Cultural de la Nacional por el Ministerio de Cultura.

Así lo indica la Resolución Viceministerial publicada en el boletín del diario El Peruano, la misma que resalta que la danza Ayarichi, por su original estética visual y expresión de antiguas manifestaciones de música, danza y creación artesanal, salvadas del olvido por acción de sus propios portadores, refuerza la identidad cultural de Puno y del Perú.

El Ministerio de Cultura recordó que la manifestación andina estuvo a punto de desaparecer debido al despoblamiento del campo, incentivado por políticas de migración a la selva de Tambopata desde la década de 1950. Este proceso se ha revertido desde la década de 1990, gracias a un núcleo de pobladores que ha promovido concursos de danzas en la provincia, comunidades rurales y en la región, logrando así que el 24 de julio de 2015 la Municipalidad Distrital de Cuyocuyo solicitara la declaratoria de Ayarachi de Cuyocuyo, del distrito de Cuyocuyo, provincia de Sandia, departamento de Puno, como Patrimonio Cultural de la Nación.

La danza

Considerada una de las tradiciones músico-coreográficas quechuas más importantes, el Ayarachi es el nombre de un conjunto de intérpretes de zampoña y tambor conformado por 30 miembros con un traje de lana con accesorios coloridos, en el que destaca como rasgo característico un gran tocado de plumas.

Esta danza mantiene características particulares como su colorida vestimenta con predominio de los colores rojo y blanco, y por el uso de prendas tejidas con motivos vegetales y zoomorfos representados en modo recargado y realista, que más que ser motivos puramente decorativos hacen referencia a la vida que bulle en la tierra y los cerros.

Sobre la cabeza de los varones predomina un chullu de fondo blanco y largo remate, sobre el cual se coloca la phallcha, gran tocado hecho por un armazón de carrizos o ramas de quishuara, forrado con tela roja y coronado por una hilera de plumas. Este tocado se hacía originalmente hace cuatro o cinco décadas con plumas rosadas de parihuana, pero actualmente se hace con plumas de aves de corral, teñidas con ortiga, que le dan un tono rojizo. Corona este tocado un conjunto de plumas altas de guacamayo, de rojo, azul o amarillo intenso, llamadas lauraya, recogidas de los sitios donde estas aves viven sin necesidad de la cacería para obtenerlas.

Finalmente, entre los instrumentos usados para la interpretación musical se encuentran el ph’uco, o ayarachis ph’uco, conocido como zampoña o flauta de Pan, y el wankar o bombo, que marca el ritmo requerido a la interpretación de zampoñas.

El duelo del Inca

El Ayarachi es una expresión tradicional de música y danza muy singular del sur andino, con un gran simbolismo relacionado con su carácter fúnebre, por su presencia visual, la particularidad de su música y la tradición que atribuye su origen al duelo por la muerte del Inca Atahualpa, además de considerar al cóndor como animal totémico.

En el imaginario andino, ese hecho marca el fin del Tawantinsuyu y de un orden autónomo por el traumático proceso de conquista. A pesar de que esta explicación sobre el origen de los Ayarachis está muy popularizada, se sabe que no todas las tonadas son de carácter fúnebre y actualmente no aparecen asociadas directamente a la representación de la muerte del Inca.

La danza es reconocida como expresión de la identidad cultural y social, además de los valores transmitidos oralmente, tales como los idiomas, lenguas y dialectos originarios, el saber, los conocimientos tradicionales y colectivos de los pueblos, entre otras manifestaciones que en conjunto conforman la diversidad cultural del país.

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